Artículo publicado en: Revista Stakeholders
Por: Verónica Gálmez, Coordinadora de Incidencia del Programa Bosques Andinos – Helvetas Swiss Intercooperation
Los bosques son una variable fundamental cuando se habla y se actúa sobre cambio climático, no solo por su rol como sumideros de carbono, sino también como generadores de servicios eco sistémicos, empleo, hábitats de millones de especies, fuente de biodiversidad y recursos genéticos. Los bosques de montaña -dentro de los cuales se encuentran los bosques andinos- son una pieza clave dentro del rompecabezas estructural de la regulación hídrica y climática, los cuales a su vez son altamente vulnerables a cambios en el clima y es fundamental protegerlos.
Una gestión sostenible de los bosques de montaña en los países Andinos puede ocurrir dentro un marco de sostenibilidad que implique beneficios económicos para la sociedad en general. Las empresas cumplen un rol clave en la generación de dichos beneficios económicos. El gran reto es identificar y promover emprendimientos económicos para la gestión sostenible de los bosques de montaña desde una responsabilidad compartida entre el sector privado y los gobiernos nacionales y locales y la sociedad civil en general.
En pro de la gestión del cambio climático, hay empresas que identifican las acciones de mitigación como algo que puedan implementar de manera inmediata, mientras que las acciones de adaptación son usualmente consideradas como más abstractas y menos relacionadas con el ámbito empresarial. Hoy las empresas ya se encuentran comprometidas en frenar el cambio climático a través del financiamiento de acciones y políticas de cero-deforestación y mercados de carbono, el aumento de la inversión en lograr ser carbono neutrales o en proyectos de innovación tecnológica.
Existen empresas que apoyan acciones de compromisos colectivos (p.ej. desarrollando metas con base en información científica, adquiriendo energía renovable y con un enfoque responsable para incidir sobre acciones climáticas). Sin embargo, aún son pocas las empresas que invierten en medidas para aumentar la resilencia de los sistemas naturales frente al cambio climático como parte de su estrategia central de negocio, y con enfoque hacia los productores de los insumos (servicios y bienes), sus clientes y sus empleados.
Una gestión adecuada de los bosques de montaña ofrece las oportunidades de contribuir tanto con la mitigación (reducción de emisiones) como con la adaptación (reducción de vulnerabilidades) al cambio climático al mismo tiempo. Los Andes, debido a su uso histórico por los pobladores locales, son ahora un mosaico de coberturas y usos que hacen de ellos un escenario propicio para fomentar acciones como la reforestación y la restauración con base en criterios socio ambientales adecuados.
Y serán atractivos para la inversión privada siempre y cuando se logre demostrar la rentabilidad de la intervención; lo cual sigue siendo un gran reto hoy en día incluso para las iniciativas de reforestación en la Amazonía. Además, para identificar adecuadamente las oportunidades desde los bosques andinos para las empresas, es necesario entender los riesgos que estos enfrentan a causa del cambio climático y las presiones antrópicas.
Los Andes tropicales son una de las áreas más importantes para la conservación de la biodiversidad en el mundo, ello en parte porque brindan valiosos servicios eco sistémicos a más de 60 millones de personas en la región Andina; tales como la provisión de agua, el almacenamiento de carbono y el control de la erosión. Hoy en día ya no hay duda de los cambios ambientales globales y las evidencias de ello son cuantificables. El incremento de la temperatura y las variaciones de las lluvias son manifestaciones de estos cambios ambientales; y ante estos cambios globales, los bosques andinos están respondiendo localmente. Un estudio reciente que pretende identificar las respuestas de los bosques andinos a estos cambios ambientales globales demostró que la temperatura juega un rol clave en el crecimiento de los árboles. Por tanto, cambios en la temperatura podrían variar el crecimiento de los árboles en bosques andinos.
Otro estudio demostró que los rangos en los que se distribuyen algunas especies de árboles de bosques andinos se están desplazando hacia sitios más elevados (están migrando hacia arriba) como respuesta al calentamiento global, y que a su vez están disminuyendo en área. Con ello, aumenta el riesgo de extinción de especies y aumenta la pérdida de biodiversidad local; limitando la capacidad de estos bosques para responder al cambio climático.
¿Y por qué este cuento sobre los bosques andinos y el cambio climático nos debe importar? porque los cambios que se evidencian localmente impactan sobre las funciones de los bosques; y por ende sobre la producción de los bienes y servicios que brindan (p.ej. agua), afectando su disponibilidad para el uso y consumo humano. Es clave entonces dar pronta respuesta de manejo adecuado para mejorar las posibilidades de supervivencia de estos bosques andinos. Seguir tomándole el pulso a estos bosques mediante el monitoreo adecuado de su comportamiento frente a presiones ambientales y de uso del territorio es clave para anticipar los cambios futuros y prever respuestas idóneas.
Así, la participación del sector privado en intervenciones que atiendan las necesidades frente al cambio climático – ya sean de adaptación o de mitigación – así como su rol y niveles de inversión, deberán estar en función de la rentabilidad y la percepción del riesgo empresarial; esto último vinculado con las condiciones habilitantes que den seguridad a las inversiones. Hoy, con la ratificación del Acuerdo de París, estamos viviendo un momento en que el compromiso, no solo político sino también empresarial, son los catalizadores de la acción para frenar el cambio climático. Y esto ya se evidencia mediante las diversas formas de los compromisos corporativos orientados a la reducción de los impactos, dentro de los cuales se encuentran la reducción de emisiones, la lucha contra la deforestación y la degradación de ecosistemas, la creación de fondos verdes, entre otros; sostenidos en gran parte por un cambio en el paradigma de las decisiones de compra. El mercado aquí juega un rol clave.
Las empresas sostenibles son las que hoy están dando las señales de la buena gestión. Los líderes empresariales hacen públicos sus compromisos y difunden abiertamente sus estrategias y logros (p.ej. en 2016: Simposio Peru2021, Nexos +1, entre otros), demostrando que esta nueva tendencia que parte por invertir adecuadamente en la recuperación y conservación de ecosistemas como los bosques de montaña es buena para los negocios. Hay entonces una apertura al compartir y al co-aprendizaje a partir de numerosos proyectos y estrategias orientados a promover la conservación que a la vez generan co-beneficios económicos para los pobladores locales.
Tradicionalmente la generación de dichos beneficios económicos parte esencialmente de la producción y comercialización de productos, tales como el cacao y el café. Estas iniciativas de aprovechamiento de recursos naturales cuentan con una cadena que involucra diversos actores: por un lado los pobladores locales, que son los productores o comercializadores (que pueden ser comunidades indígenas o campesinas); luego están las organizaciones de soporte (técnico o financiero), que pueden ser ONGs, fundaciones, gobiernos locales, cooperación internacional; y por último empresarios que ven la oportunidad de ofrecer al mercado productos elaborados con materias primas provenientes de los bosques y paisajes asociados, que cuentan con un valor adicional. Los principales retos de este tipo de esquemas están en que los productos sean reconocidos y valorados en el mercado y que se los relacione con los productores y los ecosistemas de donde provienen las materias primas; y que las ganancias sean suficientes a lo largo de toda la cadena para poder mejorar la calidad de vida de los productores y continuar apoyando el manejo y conservación de los bosques.
Es momento que estos productos (bienes y servicios) asociados a ecosistemas de montaña cuenten la historia detrás de su producción, y logren así atraer un nuevo nicho; un mercado que se interese en esa historia bien contada detrás del bien o del servicio.
¿Cuáles son buenas ideas para identificar las oportunidades para las empresas desde los bosques andinos frente al cambio climático?
- Que los esfuerzos en reducir la deforestación no impliquen una reducción en la producción de alimentos: desacoplar el crecimiento del sector agropecuario a expensas del bosque andino.
- Documentar experiencias de producción sostenible de alimentos que no propicien la deforestación ilegal.
- Identificar incentivos y desincentivos para la producción sostenible y aumentar resiliencia de la producción de productos agrícolas y no maderables.
- Análisis de mercados de los productos alternativos, incluyendo productos agrícolas, evaluando el impacto para una producción sostenible.
- Identificar empresas líderes en diferentes rubros de producción de alimentos y productos no alimenticios que a la vez pueden incentivar y asimilar una producción de escala.
- En términos de generar o visibilizar una demanda: identificar o abrir nuevos mercados locales responsables y competitivos para la producción sostenible; y fomentar mercados competitivos de estos productos.
- Pasar de los servicios eco sistémicos a sistemas productivos integrales, lo cual parte de un rol del Estado menos punitivo y más propositivo.
- Examinar la posibilidad de consolidar la movilización de niveles de financiación innovadores y más elevados para la restauración de tierras degradadas desde el sector privado.
- Evidenciar el aporte a la adaptación de los bosques andinos y las posibilidades de negocios con el sector empresarial en este ámbito.
Fuente: Revista Stakeholders