El último reporte de la FAO sobre los bosques el 2020, confirma que estos ecosistemas cubren un tercio de la superficie terrestre. Que, alrededor de la mitad del total de área boscosa se mantiene relativamente intacta. Más de la mitad del área de bosques se encuentra en 5 países: Federación Rusa, Brasil, Canadá, Estados Unidos de América, y China, mientras que dos tercios del total pertenecen a 10 países (entre los que se encuentra Perú). Más de 1 000 millones de personas —incluidos más de dos mil pueblos indígenas— dependen de los bosques para sobrevivir (ONU 2021).
La gestión del conocimiento impulsada por el PBA, ha permitido conocer más sobre las amenazas y el estado actual de los bosques andinos, la problemática de los paisajes forestales andinos surgida de la intervención antrópica y los efectos del cambio climático y que se sintetiza en la presencia de bosques segmentados y degradados, situación que amenaza su preservación, además de una creciente reducción de servicios ecosistémicos esenciales para la vida, que se aprecia, por ejemplo, en la disminución del flujo hídrico en las fuentes de agua y la degradación de la tierra. Esto se ha visto acrecentado por el incremento de incendios forestales, el uso de recursos en forma no sostenible y la realización de actividades económicas que presionan los bosques por sobre su límite.
Estas acciones del PBA, se complementaban con un proceso de apoyo a la incorporación del conocimiento generado sobre los bosques andinos en los distintos Programas Nacionales en Ecuador, Perú y Colombia como el Plan Nacional de Restauración de Ecuador, la Estrategia de Control de la Deforestación en Colombia y el Programa Nacional de Conservación de Bosques para el Cambio Climático en Perú y la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales de Chile. Por ello, el intercambio sur-sur de experiencias y buenas prácticas para la gestión de los bosques andinos, se volvió un aspecto clave y contó con el liderazgo en la CONAF de Chile con la promoción de cursos internacionales referidos a la “Restauración a nivel de paisaje” y la “Ordenación Forestal y Recuperación de Formaciones Vegetacionales Degradadas” y que reunieron a expertos de Perú, Ecuador, Colombia y Bolivia.
El pasado 21 de octubre, se llevó a cabo el evento nacional de cierre del Programa Bosques Andinos en Chile, con la finalidad de conocer los procesos que se han llevado a cabo sobre los bosques andinos y el estado de los mismos en la región, para analizar conjuntamente, desde los actores, los avances y oportunidades que derivan de la mejor de su gestión.
Síntesis
En este evento hemos recordado que los países de montañas como Suiza, Chile, Perú y el resto de la región andina enfrentan desafíos similares, en especial el cambio climático, al cual Chile está particularmente expuesto. Los bosques y ecosistemas andinos son una oportunidad para la mitigación y la adaptación, por múltiples razones, una de las más importantes, por ser fuente de agua dulce mucho más allá de las montañas, siendo fundamentales para las dinámicas hídricas de la Amazonía, por ejemplo. Los estudios constantes también han determinado también el rol importante que tienen estos ecosistemas como sumideros de carbono.
Pero en la región andina el cambio climático, no es el único no es el único desafío para los bosques. La deforestación, el carácter fragmentado en el que se distribuyen, los vacíos y debilidades de política y de financiamiento, que aún tenemos en nuestra gestión que bien los ha expuesto Francisco. Por ello, el pleno conocimiento de sus dinámicas es fundamental para aprovechar estas oportunidades para tomar decisiones informadas e implementar medidas de manejo y conservación que permitan abordar estos desafíos cambiantes como el aumento de la presión para explotación, los incendios forestales, entre otros.
Como nos recordaron hoy nuestros panelistas, la colaboración es una estrategia que permite potenciar el abordaje de los desafíos compartidos y promover el intercambio de conocimientos que se van generando en los distintos territorios de las regiones de montaña. Suiza tiene por ejemplo una historia de larga data de colaboración con la región andina y con Chile, en la cual los bosques han sido un eje fundamental. El Programa Bosques Andinos, financiado por la Cooperación Suiza COSUDE, desde sus distintos ejes de trabajo buscó fomentar esa colaboración tan necesaria para crear conocimiento, ensayar prácticas y estrategias para el manejo y conservación e también impulsar condiciones habilitantes, una de las más importantes el compromiso político en países andinos como Colombia, Ecuador, Perú y Chile.
Chile uno de los países pioneros en cumplir sus compromisos climáticos y en ese marco es un país que ha entendido muy bien el gran potencial de los recursos forestales para abordar desafíos tanto climáticos como estructurales, como la creación de empleo y dinamización de la economía. Pero los bosques son también vulnerables. Jorge nos ha explicado muy bien hoy como los factores humanos y climáticos han resultado en una creciente incidencia y severidad de los incendios en los últimos años, que afectan no solo a los ecosistemas naturales y los bosques plantados sino también a la infraestructura y la propia vida humana y cuya prevención y mitigación, es sumamente compleja, tan es así que involucra por ejemplo a las generaciones más jóvenes y a instituciones de distintas naturalezas incluyendo fiscalía, carabineros, entre otros.
En chile el bosque natural está distribuido de manera muy particular, nos contaba Constanza que buena parte se encuentra en propiedad privada tanto de pequeños como medianos y grandes, y son por lo tanto una base importante para el desarrollo humano, y es por ello que el país ha desarrollado una sólida institucionalidad y política público-privado tanto forestal como de cambio climático, y que todavía sigue en un proceso continuo de fortalecimiento.
La meta de la carbono neutralidad chilena se sustenta fuertemente en los bosques y ecosistemas que los acompañan. Hemos podido ver como en el marco de la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales que está ligada a REDD+ y otros marcos climáticos, el país ha adoptado herramientas muy completas como sus sistemas de monitoreo forestal e información de salvaguardas y se han fijado metas ambiciosas de nuevas hectáreas de superficie forestal y la recuperación de bosques nativos, en las cuales enfoques de trabajo como la restauración a escala de paisaje tienen un rol. Al respecto, no podemos dejar de resaltar lo mencionado por Gabriela, Omar y Jorge sobre la importancia de la participación inclusiva en términos de género y culturales, y también que estos instrumentos políticos tienen también un rol y son una oportunidad para la recuperación post pandemia.
La colaboración del CONAF con organismos como ONU REDD+ y con Suiza, a través de la COSUDE para formular e implementar la Estrategia Nacional de Cambio Climático y Recursos Vegetacionales de Chile, ha permitido fortalecer el rol de la política pública en materia de cambio climático, acceder a financiamientos como el pago por resultados de REDD+. Además, llevar las políticas a la realidad.
Omar Levet y Gabriela Soto nos mostraban ejemplos de como la implementación de un proyectos en un territorio específico pueden reflejar y enmarcarse en las metas y enfoques nacionales y en ese marco “aterrizar” en las necesidades y prioridades de las comunidades locales, con un trabajo de toma de decisiones participativa e informada, que no es rápido ni fácil pero sí factible cuando se cuenta con los tiempos, recursos y la voluntad debida, con el involucramiento de actores locales, cada quien desde su rol, especialidad e identidad y como el uso de la tecnología que facilite el cumplimiento de objetivos, como decía Omar “en tiempo record” y con un sistema transparente y equitativo de distribución de beneficios.
Estas experiencias, que brindan resultados por sí mismos, son fundamentales no solo por esos resultados en términos de sobrevivencia de plantas, de aumento de superficie, de captura de carbono, de generación de beneficios; sino que también son fundamentales en términos de generación de conocimiento , de recopilación de experiencias y de lecciones aprendidas, que pueden ser la base para lo que estamos haciendo hoy, que es compartir, mostrar y aprender unos de otros y que se puede también institucionalizar en redes de trabajo como la RBA y que pueden ser la base para seguir fortaleciendo los instrumentos de política. Para ello, la participación y colaboración se ve reforzada en esquemas de gobernanza multiactor y multinivel.
Finalmente, y para cerrar esta síntesis señalar que, como se ha mencionado en repetidas ocasiones en la sesión de hoy, salta a la vista que los bosques no solo son importantes en términos climáticos y políticos, sino que hay un factor humano íntimamente ligado y por ello al hablar de colaboración no se trata solo de colaboración entre países, sino tn entre actores clave. Hemos visto hoy, en el caso de chile el involucramiento de privados pequeños, medianos y grandes es claramente una prioridad, así como también lo es la complementariedad entre enfoques de trabajo que abordan de manera múltiple y complementaria los desafíos de las montañas , que se acentúan con el cambio climático y ante los cuales, los Andes están atravesando un camino de aprendizaje y colaboración continua.