Por Jorge Vásquez y Roberto Kometter
De acuerdo al World Resources Institute (WRI) 2014, alrededor del 30% de la cubierta forestal mundial ha sido completamente talada y otro 20% ha sido degradada. Además, WRI 2014, a través de su Atlas de Oportunidades de Restauración de Bosques y Paisajes, estima que al menos dos mil millones de hectáreas de las tierras forestales deforestadas y degradadas del mundo tienen oportunidades para la restauración. Este reto enorme viene siendo encarado a través del Desafío de Bonn (Bonn Challenge 2014), un esfuerzo global de alcanzar la restauración de 150 millones de hectáreas de bosques degradados y deforestados para el 2020, a 350 millones de hectáreas el 2030.
La meta para el 2020 fue definida durante el evento de alto nivel organizado por el Gobierno de Alemania y la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en Bonn en el 2011, donde se lanzó el desafío, y posteriormente fue avalado y ampliada para el 2030 por la Declaración de Nueva York sobre Bosques de la Cumbre de las Naciones Unidas sobre el Clima de 2014 (UICN 2019). A nivel de América Latina y el Caribe, la Iniciativa 20×20 (2019) ha establecido como meta al 2030 restaurar 30 millones de hectáreas degradadas.
Aterrizando estos retos globales a la región Andina, en donde se deforesta aproximadamente el 0.5% de superficie de bosques, Argentina, Colombia, Chile, Ecuador y Perú se han comprometido a restaurar 6.5 millones de ha a través de la Iniciativa 20×20. Bolivia se ha comprometido, ante la Convención Marco de Naciones Unidas sobre Cambio Climático (CMNUCC), a aumentar en 4.5 millones de hectáreas la superficie de áreas forestadas y reforestadas para el año 2030 (Murcia 2017).
La restauración es notablemente efectiva para aumentar los niveles de biodiversidad y de los servicios ecosistémicos, especialmente el hídrico (Kometter y Galmez 2017). Los estudios de Rey et al. (2016) han demostrado que luego de 30 años de haber iniciado el proceso de restauración, la biodiversidad puede aumentar en un 58% y la efectividad en la provisión de servicios ecosistémicos en un 99%.
Con la finalidad de impulsar y facilitar los procesos de restauración, este documento contribuye a la construcción de lineamientos para la restauración del paisaje forestal andino. Ha sido realizado a partir de lecciones aprendidas de diversas experiencias de restauración en la región y de buenas prácticas identificadas en los sitios de aprendizaje apoyados por el Programa Bosques Andinos durante los últimos 4 años, en Colombia, Ecuador, Perú, Bolivia y Chile.
Las experiencias de restauración comprenden un conjunto de actividades preparadas y desarrolladas con objetivos de rehabilitación o restauración de ecosistemas. Esto implica un abanico amplio de iniciativas y esfuerzos de mejoramiento ambiental, en múltiples escalas espacio-temporales y con diversos objetivos socioecológicos.