Por: Freddy Contreras y Roberto Kometter
Los bosques en Bolivia cubren el 60 % de su territorio, por lo que es fundamental que estos recursos aporten al bienestar de su población. Una estrategia fundamental para esto son los instrumentos políticos y legales que lo faciliten. Sin embargo, para formular una política forestal hay que tener en cuenta los intereses diversos, y a veces contrastantes, relacionados con el aprovechamiento y la protección de los bosques. Para esto se requiere un acuerdo institucional que promueva y facilite el diálogo de manera que la política se ejecute eficazmente, se perfeccione operacionalmente, se coordine con otras políticas, incorpore nuevas iniciativas y se vaya adaptando a lo largo del tiempo (FAO 2010). Por ello, es importante la revisión, actualización y contrastación con la realidad (Enters, Ma. Leslie 2003 y Durst 2003). Además, la política y la normativa vigente tienen que ser ampliamente difundidas entre los usuarios de los recursos forestales. Una política y normativa forestal que nadie conoce, ni entiende bien tiene repercusiones limitadas (FAO 2010) en la práctica cotidiana, que es lo que más importa.
Para avanzar hacia una gestión forestal participativa se sugiere considerar conceptos de territorio y territorialidad de actores (Patiño 2018); así como transferir poderes a las organizaciones locales con el fin de generar capacidades de decisión y control local. En Bolivia, la delegación de responsabilidades llega solo hasta las municipalidades, pero las comunidades indígenas, agroextractivistas y campesinas que constituyen verdaderas formas de gobierno local y tienen influencia en la gestión de los recursos forestales no tienen mayor participación en la toma de decisiones. Es también indispensable involucrar a los sistemas de gobierno tradicional, cabildos indígenas y sindicatos agrarios en la gestión pública de los recursos forestales. (Pacheco 2006). Esto porque la gestión de los bosques responde a contextos y dinámicas sociales, económicas y políticas particulares en cada región (Patiño 2018).
A nivel regional se encuentran ciertos matices en la definición de bosques andinos. El Ministerio de Medio Ambiente y Agua (MMAyA 2013) indica que la región andina cubre el Sur del departamento de La Paz, el Suroeste del departamento de Cochabamba, la totalidad de los departamentos de Oruro y Potosí y el occidente de Chuquisaca y Tarija. Esta región se encuentra dominada principalmente por gramíneas y herbáceas; sin embargo, se encuentran numerosas especies arbustivas y, esporádicamente, ejemplares que pueden ser considerados como árboles. Se reconoce como bosque andino al bosque tucumano boliviano, bosque de yungas y bosque seco interandino para la zona andina y altoandina (Contreras 2018).