De izquierda a derecha: Manuel Peralvo, CONDESAN, Andrea Mosquera y Santiago Rojas,
Centro Ecuatoriano de Estudios Jurídicos y Ambientales, Verenitse Valencia, FAO-Ecuador
Este 15 y 16 de febrero, se llevó a cabo en la Pontificia Universidad Católica del Ecuador el Primer Congreso Nacional de Geografía del Ecuador, con el nombre “Territorios en transición: Transformaciones de la Geografía del Ecuador en el siglo XXI”. Desde el área de Medios de Vida y Paisajes Sostenibles, CONDESAN fue co-organizador y ponente.
El Congreso, que es una plataforma académica para la realización del XVII Encuentro de Geógrafos de América Latina que se llevará a cabo en Quito en 2019, tuvo como objetivo compartir y discutir trabajos académicos y prácticos sobre las transformaciones del Ecuador en el siglo XXI e impulsar los estudios geográficos de profesionales, docentes, investigadores y estudiantes de grado y posgrado en el país.
Se plantearon 11 ejes temáticos:
- Ecosistema y sociedad
- Procesos físicos, cambio climático y riesgos
- Ciudad y transformaciones urbano-rurales
- Paisajes geográficos y ruralidad
- Espacio, poder, acción colectiva y subjetividad
- Sociedad, espacio y tiempo: geohistoria y ciudades en Ecuador
- Estado, inversión pública y territorio
- Espacio del capital y territorios de libertad
- Planificación, gestión y ordenamiento territorial
- Tecnologías geoespaciales y geoinformación
- Enseñanza y formación geográfica en el Ecuador.
Manuel Peralvo, Coordinador de Investigación del Programa Bosques Andinos (PBA) en CONDESAN, presentó este viernes, en el marco de la mesa de planificación, gestión y ordenamiento territorial, un estudio de caso para identificar y priorizar áreas para la restauración de bosques Andinos, a partir del trabajo del PBA en el Noroccidente de Pichincha.
La metodología propuesta permite optimizar decisiones de inversión en restauración, enfocándose en áreas con mayores probabilidades de mantener objetivos de restauración en el largo plazo. Los otros ponentes en esta sesión resaltaron la importancia de incorporar múltiples dimensiones de amenazas y vulnerabilidad en las visiones de planificación a nivel nacional. La participación local y el vínculo directo de la academia con poblaciones vulnerables es un componente importante para la planificación adaptativa. También se identificó la importancia de articular objetivos de gestión del territorio a nivel parroquial, cantonal y provincial, para potenciar acciones colaborativas en la implementación de prácticas de manejo sostenible de la tierra, de conservación y restauración de ecosistemas.
Las dimensiones de planificación territorial exploradas en esta sesión son críticas para promover estrategias efectivas de adaptación y mitigación frente al cambio climático. Por ejemplo, únicamente mediante una planificación cuidadosa de intervenciones de restauración de bosques será posible generar cambios en los regímenes de uso del suelo a la escala necesaria para contribuir de forma significativa a la captura de gases de efecto invernadero. La incorporación de variables relevantes para la toma de decisiones de uso del suelo a escala local también permite mitigar potenciales externalidades asociadas con el desplazamiento de deforestación a otras áreas, competición con producción de alimentos, y otros procesos que influyen en la capacidad adaptativa de ecosistemas y modos de vida locales. De igual manera, es crítico incorporar en la planificación territorial las perspectivas de los gobiernos locales y productores sobre los procesos que influyen en mayor medida el contexto de riesgo asociado a cambio climático, amenazas naturales y otros cuellos de botella económicos e institucionales.