En diversas culturas representan un signo de poder y conexión con lo salvaje, sin embargo, seis de las ocho especies de osos que existen en el mundo están en algún grado de amenaza debido, en gran parte, a las actividades humanas.
Algunas de las especies son el panda gigante (Ailuropoda melanoleuca), que es una de las más carismáticas del mundo, por algo es el animal nacional de China. Su pariente más cercano es el oso de anteojos y existe una subespecie marrón y blanca que no supera los 300 individuos.
El oso de anteojos (Tremarctos ornatus), es el jardinero de los bosques y el único oso de Suramérica y camina por las montañas andinas, desde Venezuela hasta Bolivia. Sus características manchas alrededor de los ojos, hocico y pecho son distintas en cada individuo. Al igual que el panda y el oso malayo, no hiberna. Son excelentes trepadores y sus garras les sirven para agarrar y manipular ramas de árboles, tallos de plantas o cavar en la tierra. Aunque son omnívoros, consumen principalmente en frutas y plantas. Por su dieta y sus largos recorridos, ayudan a diseminar semillas. En Colombia se encuentra en 22 de los 59 Parques Nacionales Naturales.
El oso malayo (Helarctos malayanus) es el más pequeño de los osos y se encuentra en los bosques tropicales del sudeste asiático. Trepan fácilmente árboles para encontrar alimento, sobre todo cocos, sus favoritos. Aunque es omnívoro, consume desde semillas hasta insectos y pequeños mamíferos. Al igual que el oso de anteojos, no hiberna, y las hembras pueden tener dos oseznos al año. Cada vez son menos, por la pérdida de su hábitat causada por la agricultura, la minería y la extracción de madera, así como la cacería ilegal.
El o so perezoso o bezudo (Melursus ursinus) es la especie más famosa gracias al personaje de Baloo, maestro de Mowgli en ‘El libro de la selva’, obra de Rudyard Kipling. El oso perezoso vive en praderas y bosques de India, Nepal, Sri Lanka y Bangladés. Tiene el pelo más largo y lacio que el resto de sus primos úrsidos. Sus pies son curvados hacia dentro y tienen un hocico prominente. Su dieta es amplia: huevos, miel, flores y tubérculos, pero su debilidad son las hormigas y termitas. Se reproduce una vez al año y su gestación dura once meses. La población está decreciendo por la deforestación y por la cacería ilegal para obtener su piel y bilis (usada en la medicina china).
El oso negro asiático (Ursus thibetanus) habita en los bosques de Asia, desde Irán hasta Japón, incluso puede encontrarse en Taiwán. Su pariente más cercano en el oso negro americano y comparte un ancestro común con el oso pardo y el oso polar. Es omnívoro y le encantan las bayas, frutas, nueces, así como la miel, peces y algunos animales pequeños. También consume carroña. En su amplia zona de distribución sus ecosistemas han sido invadidos, razón que explica su agresividad y posibles ataques a humanos. Hasta ahora se han reconocido siete subespecies del oso negro asiático, pero ya se encuentra extinto en muchos lugares, ya sea por la pérdida de hábitat o la cacería.
El oso negro americano (Ursus americanus) es el oso más abundante en Norteamérica y considerado uno de los mamíferos más inteligentes que existen. No en vano se le capturaba mucho para circos. Se han identificado 16 subespecies de oso negro americano que viven en bosques y montañas, aunque el color de su pelaje varía entre ellas del negro al blanco, con diversos matices. Los machos pueden llegar a medir hasta 2,80 metros de largo; las hembras, hasta 2,55 metros.
Está también el oso pardo (Ursus arctos), con varias subespecies entre las que se cuentan el Kodiak y el Grissly. Habitan los bosques templados de Norteamérica, Europa y Asia. Hace 150.000 años un grupo se separó de esta especie y surgieron los osos polares. Al igual que los osos andinos, son plantígrados, es decir, pueden apoyar completamente sus patas traseras en el suelo para erguirse muy bien. Esto puede ser impresionante, pues hay ejemplares de osos pardo de hasta 2,95 metros. Son omnívoros y su alimento preferido son los panales de miel y los salmones. Guardan en su capa de grasa hasta un 75% de la energía de sus alimentos para la hibernación.
El oso polar (Ursus maritimus) es el superdepredador del Ártico y un excelente nadador. En los últimos años, se ha convertido en el símbolo del cambio climático. Su hogar, la zona más al norte del planeta cubierta por hielo, está en inminente riesgo por el aumento de la temperatura. Tiene un perfil más alargado que el de otros osos y sus patas se han adaptado para sostenerse en las placas de hielo, desde donde se impulsa para cazar focas. Como sucede con el oso de anteojos, en la reproducción las hembras aguardan para implantar el óvulo fecundado, preparándose en los meses previos almacenando la mayor cantidad de grasa posible, aunque la especie no hiberna. Nacen una o dos crías.